Medidas principales para la transformación ecológica de la agricultura

Algunos de los problemas que la humanidad sufre en la actualidad, como la degradación del medioambiente, las crisis energéticas y alimentarias, la inestabilidad del clima o los cada vez más frecuentes problemas de salud obligan a replantearse el actual modelo industrial y de producción de alimentos.

Uno de los movimientos que más fuerza ha adquirido en los últimos años es el de la producción ecológica de alimentos, basada en la diversificación a nivel de campo, la adopción de técnicas sostenibles y la sustitución del uso de fertilizantes y otros productos sintéticos por alternativas naturales. Pero para poder diseñar y aplicar enfoques de este tipo, primero es necesario entender bien cómo hacerlo, para después aplicar un profundo cambio en los sistemas de gestión y el uso de los recursos naturales.

Cómo llevar a cabo dicha transformación

Mejor aprovechamiento del campo

A día de hoy, todavía hay un gran número de explotaciones en todo el mundo que siguen apostando por técnicas agrícolas tradicionales, como la agricultura extensiva, con todos los problemas asociados a ellos. Entre los más graves, se encuentran el uso indiscriminado de insecticidas y productos sintéticos, que si se aplican mal pueden contaminar las masas de agua cercanas, o el total agotamiento de la tierra, destruyendo los microorganismos del suelo y haciendo que el suelo quede inservible, lo que habitualmente se traduce en la extensión de las tierras de cultivo a costa de los bosques y otros ecosistemas cercanos.

Afortunadamente, existen técnicas como la rotación de cultivos, que es buena a parte a partes iguales para la productividad del campo y la salud del medioambiente. Uno de los beneficios de la rotación de cultivos es que disminuye la probabilidad de malas cosechas, gracias al aumento de la biodiversidad y al uso de cultivos que son capaces de reponer nutrientes de forma natural (por ejemplo, las leguminosas son capaces de reponer los niveles de nitrógeno del suelo).

Además, existen diferentes tipos de rotación de cultivos, por lo que cada agricultor puede escoger la opción que mejor se ajuste a la localización de su(s) campo(s) y a los cultivos que suele plantar de forma habitual. No solo la rotación de cultivos garantiza la seguridad alimentaria, el tiempo y el esfuerzo invertidos en aplicarla se amortizarán con creces.

Uso del compostaje

El compostaje es una forma natural de reciclar los residuos orgánicos (por ejemplo: restos de comida, hojas, plumas, madera, papel, etc.), convirtiéndolos en fertilizante orgánico y proponiendo una alternativa a los fertilizantes sintéticos. Es un proceso sencillo de gestionar y no tiene grandes restricciones respecto al entorno y/o ubicación geográfica, aunque las condiciones ambientales, tales como el oxígeno, la temperatura o la humedad afectan al modificar la actividad microbacteriana.

Esta técnica posee grandes beneficios: reduce el flujo de residuos de la materia orgánica, aportando elementos esenciales que necesitan los microorganismos como son carbono, nitrógeno, oxígeno y humedad. El compostaje también reduce las emisiones de metano, gracias a la descomposición aeróbica (los microorganismos que descomponen tienen a su disposición oxígeno, al contrario que pasa en los vertederos cuando la materia queda enterrada bajo toneladas de basura). Pese a que la mayoría de vertederos en países desarrollados cuentan con sistemas de captura de metano, no son infalibles, por lo que el compostaje es la única manera de estar seguro de que no se está liberando metano a la atmósfera.

Nuevas herramientas y tecnología

Transformar la forma de practicar la agricultura requiere de un mayor uso de la tecnología disponible. El uso del Internet de las Cosas y de la IA ha incrementado de forma exponencial en los últimos años y es que el Internet de las Cosas (IoT) se basa en vincular sensores, maquinaria autónoma, drones y otros dispositivos a través de Internet para que compartan información entre ellos al momento.

El uso de la IA ha servido para ayudar a los agricultores a mejorar las prácticas de gestión, especialmente en lo que se refiere a un uso indebido de insumos. Los agricultores ya no tienen que aplicar agua, fertilizantes y/o pesticidas de manera uniforme en todo el campo. En su lugar, deben usar las cantidades mínimas necesarias en áreas específicas donde se ha demostrado que hay problemas.

Optimización de la cadena alimentaria

La industria agrícola recoge cada vez más datos de toda índole, desde agronomía hasta el clima, pasando por la logística. A su vez, la capacidad de almacenamiento de datos ha aumentado, su coste de almacenamiento se ha reducido y la potencia de cálculo ha crecido.

Con estas condiciones, es habitual crear una versión digital de la cadena de suministro física, desde el campo hasta llegar a los clientes finales, y utilizarlo para realizar simulaciones y optimizar el proceso. Dado que la versión digital incluye todos los elementos de la cadena de suministros, los agricultores pueden ajustar su modelo para comprender qué beneficios obtendrán, el tiempo que hay que dedicar a cada paso o qué cosas en la producción deben cambiar.

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