Una vez ya visto todo lo relativo a la fecundación y los procesos de reproducción vegetales (tanto asexuales, como sexuales), el siguiente paso es la formación de la semilla y el fruto. Esto supone el desarrollo del óvulo una vez fecundado en por el mecanismo de polinización y doble fecundación explicado anteriormente (veáse enlace sobre la polinización y la doble fecundación).
Repasando estos dos enlaces anteriores observaremos que los procesos de reproducción sexual en las plantas son aquellos en los que intervienen las flores (como órgano reproductor vegetal). También se observa que este tipo de reproducción está reservado a las plantas de tipo espermafitas.
La semilla
Tras la doble fecundación de las espermafitas el óvulo queda listo para formar una semilla. El término espermafitas es sinónimo de «plantas con semilla».
Las semilla puede crearse en el ovario tanto de una planta angiosperma como de una gimnosperma, solo que en este último caso no posee un ovario cerrado y la fecundación se lleva a cabo en la propia hoja de la planta.
No obstante esta salvedad, además de que en las gimnospermas no se produce la doble fecundación. Ambas especies componen las espermatofitas y por tanto una vez fecundadas comienza a madurar una semilla en su interior.
Si atendemos a las anginosperma, una vez que el polen se ha depositado en ambos núcleos polares dentro del saco embrional (alojado en el pístilo), se produce la doble fecundación y se comienza a gestar una semilla con una capa protectora que protege y alimenta al embirón en sus inicios. Esta capa es denominada endosperma.
Tas esta primera etapa en la que se gesta el embrión y la capa protectora (endosperma), alguna estructuras de la flor como pueden ser los estambres y los pétalos desaparecen. Más concretamente, se secan y se caen.
La semilla es el cuerpo que forma parte del fruto y dará vida a una nueva planta. Las plantas han evolucionado en su sistema de propagarse para aumentar su población de muy distintas formas.
Para qué sirve la semilla
La semilla en sí, esconde el embrión de un nuevo fruto y precisamente se encierra en ella misma (endosperma incuido) como un mecanismo de defensa retardante hasta que se den las condiciones favorables para su germinación.
Una de las formas de dispersión de las semillas es mediante la creación del fruto.
El fruto
El fruto procede de la flor fecundada, en su interior contiene las semillas gestadas (recordemos que las semillas tienen un embrión dentro). Podríamos clasificar al fruto como la maduración del ovario fecundado de la flor. El desarrollo de una semilla generalmente está acompañado del desarrollo del fruto.
De tal modo que el ovario se engrosa y desarrolla sus paredes para formar el pericarpo. El pericarpo es la parte del fruto que recubre la semilla y a su vez se subdivide en tres capas (epicarpio, mesocarpio y endocarpio).
En algunas especies, otras partes de la flor además de la pared del ovario intervienen en la formación del fruto. Un ejemplo es el pomo, en las manzanas y peras, donde el receptáculo carnoso y ampliado forma la mayor parte del fruto, mientras que el pericarpo forma el corazón. Pueden participar en la formación del fruto el cáliz o el receptáculo.
En las plantas gimnoespermas y en las plantas sin flores no hay verdaderos frutos, si bien a ciertas estructuras reproductivas como los conos de los pinos, comúnmente se les tome por frutos (son llamados pseudofrutos).
Para qué sirve el fruto
El fruto tiene como misión proteger a la semilla y procurar su propagación.
Quitando el ejemplo de las gimnospermas, en las angiospermas contribuye de una forma muy notable al éxito evolutivo. Me explico, los frutos están preparados para atraer animales y estos propaguen sus semillas. Esto es un ejemplo más de la simbiosis existente entre el reino animal y el vegetal.
Al igual que las flores están genéticamente preparadas para atraer a las abejas, insectos y demás vectores de polinización, los frutos están diseñados para atraer a especies del reino animal. De esta forma el néctar y el polen son necesarios para los insectos y a su vez realizan una función de fecundación. Con los frutos ocurre exactamente lo mismo, es cumplen una función alimenticia para los animales.
De este modo un animal come un fruto, incluidas las semillas que contiene y que están preparadas para resistir todo el recorrido por el sistema digestivo de dicho animal, el animal expulsará (por los medios convencionales) las semillas en el sitio idóneo para la propagación de la especie de la planta.
Este proceso se cumple en muchos de los frutos, sin embargo hay otros que no son comestibles para los animales (no son frutos zoocoros). Otros frutos (frutos anemocoros) aprovechan el viento para su dispersión. Otros también utilizan el agua (hidrocoros). En cualquier caso, el fruto cumple su función de dispersión.
Los frutos a su vez se pueden clasificar como: frutos simples, frutos agregados, frutos esquizocárpicos, frutos múltiples, pseudofrutos y frutos sin semilla.
Frutos simples
Se desarrollan a partir de un solo pístilo.
Frutos agregados
Se desarrollan de una sola flor con varios pístilos. En una sola flor se desarrollan varios frutos independientes.
Frutos esquizocárpitos
Son aquellos que proceden de ovarios simples con dos o más lóculos.
Frutos múltiples
También llamados frutos colectivos. En este caso todas las flores de una inflorescencia participan el el desarrollo. Puede parecer un solo fruto, pero en realidad está formado por muchos frutos unidos entre sí (ejemplo: la mora)
Pseudofrutos
Son estructuras que parecen frutos pero que no los son. Se dan en las gimnospermas. Un ejemplo claro son los pinos, los abetos y los cipreses.
Frutos sin semilla
En el crecimiento del ovario intervienen ciertas fitohormonas reguladoras del crecimiento (veáse artículo sobre fitohormonas). Más concretamente intervienen las auxinas, giberelinas, citocininas, y etileno. El resultado es un fruto sin semilla (por ejemplo el plátano).